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Derbi entre Manchester United y el City en Old Trafford culminó 0-0

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A esta edición del derbi de Manchester le faltó lo que, usualmente, tienen los partidos de Premier League: emociones, pierna fuerte, drama y, sobre todo, goles. En esta oportunidad no hubo ganador entre el United y el City y ambos clubes firmaron una igualdad que los perjudica a los dos pensando en la parte alta de la tabla.

Por pasajes, el local, el United, lo intentó, pero más que probar fue ir remando de a poco, porque siempre se chocó con la muralla del City. Y aunque los dirigidos por Guardiola se hicieron con la pelota, no generaron daño ni el peligro de los pases entre líneas.

Lo curioso fue que el DT español, tan analítico siempre, no movió mucho ese mediocampo para destapar el embudo y de a poco se terminó el tiempo. Entonces el que quiso y no pudo se estrelló con el que no dejó hacer nada.

Y de a poco el duelo se sumió en un letargo que lo hizo aburrido, de tocar la pelota sin peligro y de verlo ir de un lado para el otro sin mayores consecuencias. Nadie aceleró, como si se hubieran cuidado demasiado, y entre pases y pases todo se hizo somnoliento.

A nadie le convenía perder, claro, pero esa premisa se la tomaron tan en serio que se les olvidó de ganar. Ninguno puso la marcha extra del motor, tampoco tomó la iniciativa y al final el 0-0 fue el resultado más lógico entre dos clubes que no buscaron los tres puntos.

El derbi de Manchester, tan emocionante en temporadas anteriores, parece haber mutado en un encuentro pálido en el que tanta pasividad perjudicó el espectáculo. Esta vez, Old Trafford, el teatro de los sueños, fue el escenario de la siesta.