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G.W. Villalobos: las locuras del gran personaje tico de los 70 y 80

Venció al legendario Martín Karadagián  en famoso programa “Titanes en el Ring”

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La política en la Costa Rica de la segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por el bipartidismo y la continuidad en el poder de la misma aristocracia a través de las décadas. Pocos fueron los que intentaron irrumpir en un escenario tan cerrado, siendo el más recordado G.W. Villalobos, que con el tiempo se convertiría en una especie de leyenda en el imaginario costarricense.

Un candidato inesperado

Corría el año 1974; 26 años habían pasado desde la última guerra civil en Costa Rica y algunas heridas estaban abiertas aún;, mientras en el mundo la oposición capitalismo-comunismo marcaba las líneas estratégicas de la política global, de lo cual Costa Rica tampoco escapaba.

Para las elecciones de ese año dos figuras se presentaban como las probables para acceder a la Presidencia de la República: Daniel Oduber Quirós del Partido Liberación Nacional y Fernando Trejos Escalante del Partido Unificación Nacional. Otras figuras reconocidas postulaban sus nombres como Jorge González Martén, Manuel Mora Valverde y Rodrigo Carazo Odio, quien cuatro años después ganaría las elecciones.

Entre todos estos connotados de la política nacional surgió una figura que rompería los  moldes del político tradicional: Gerardo Wenceslao Villalobos Garita, del Partido Demócrata, más conocido como G.W. Villalobos.

Candidato sin dinero

Este hijo de Tres Ríos de La Unión, contrario a los demás candidatos, no procedía de una familia ligada al poder político en Costa Rica. Como él mismo decía. “G.W. no tiene plata, pero está con toda la pata”. 

A pesar de no haber terminado la secundaria, había logrado establecer el Instituto Politécnico, donde los jóvenes podían formarse mediante cursos que les permitía incorporarse al mercado laboral o, por lo menos, acceder a algún tipo de conocimiento que les permitiera mejorar su vida.

Lo del Politécnico lo combinaba con la lucha libre. En entrevista con Miguel Salguero, G.W. hacía la siguiente confesión: “actualmente tengo que luchar porque el Politécnico no da nada […] como la gente no comprende, yo tenía el temor de que muchos creyeran que era por payasada o hacer el ridículo, y por eso lucho con otros nombres y con máscara”.

Su candidatura presidencial era, a todas luces, la que menos dinero podía gastar y ahí fue donde la creatividad (locura para algunos) de G.W. se imponía para recaudar recursos y para atraer votantes.

Siempre fue un abierto crítico del uso de fondos públicos para financiar campañas electorales. En una entrevista con Marcelo Castro en canal 7, a inicios de los años 90, G.W. contaba como financió su campaña con un premio de tiempos  que ganó con el 05, 45 000 colones que le prestó su hijo mayor y la venta de su equipo de sonido y del televisor blanco y negro. 

Una campaña política muy diferente

Pese a la falta de recursos su campaña electoral fue realmente llamativa (por decir lo menos) y sus discursos en las ciudades y pueblos del país eran verdaderos acontecimientos. 

Se hacía acompañar de sus hijos y algún amigo suyo que quisiera ser testigo de sus aventuras, a veces en su viejo Chevrolet y a veces en su famosa yegua “La Gitana”. Sus discursos iban de lo incendiario a lo cómico, siendo su indudable facilidad de palabra y su verbo claro y sencillo los ingredientes clave de su magnetismo con el público.

Como si esto fuera poco, la campaña de G.W. estuvo marcada por acontecimientos que eran poco comunes en un candidato presidencial. Por ejemplo, cuando fue a hacer campaña a Golfito estaba previsto que diera su discurso en una cancha de fútbol, pero él quería una entrada espectacular: se lanzó en paracaídas desde una avioneta con la intención de aterrizar en media cancha. Los cálculos fallaron y fue a dar a un cañal cercano, sin consecuencias para su salud pero con el pueblo golfiteño aclamándole con el “Gedobleú, el pueblo está con tú”, su antiortográfico pero llamativo eslogan.

Días después se dio uno de los acontecimientos más recordados de esa campaña electoral: el combate (literal) entre G.W., candidato a la presidencia de Costa Rica; y el famosísimo Martín Karadagián de Titanes en el Ring, quien era publicitado por la producción del show argentino como el campeón mundial de lucha libre.

La plaza de toros de Zapote estaba llena a reventar para observar el show de Karadagián, La Momia, El Caballero Rojo..., pero de repente el público empezó a corear un nombre inesperado: “Gedobleú, Gedobleú, Gedobleú,…” La presencia en las graderías del candidato presidencial-paracaidista-luchador no había pasado inadvertida y Karadagián, contrariado, retó abiertamente a luchar al tal “Gedobleú”.

Villalobos no lo dudó y subió al ring y como si de un guión de Hollywood se tratara, nuestro G.W. venció en tres asaltos lo que, automáticamente, lo proclamaba campeón del mundo (al menos para la producción del show, claro está). 

G.W. tomó el micrófono y manifestó que no aceptaba el cinturón de campeón porque iba a estar muy ocupado siendo Presidente de Costa Rica, le devolvió el cinturón a Karadagián y se fue con el premio de diez mil colones que utilizó para construir el salón de actos de la escuela de su natal Tres Ríos, que recientemente se había incendiado.

El deporte en general, y el fútbol en particular, eran de su predilección y los usaba como tema de campaña. En un discurso dijo que  “somos ahorita lo peor en Centroamérica por culpa de esta gente que lo que hace es hacer del fútbol un negocio […] estamos trayendo gente de otros países a que jueguen fútbol; si nosotros exportábamos jugadores a otros países ¿cómo es posible? […] El 8 de mayo vendré aquí, a Heredia, con tractores, y voy a quitar el parque para hacer una plaza [de fútbol]”

Épica también fue su “operación Juan Santamaría”, que consistió en presentarse frente a la residencia del estadounidense Robert Vesco (prófugo de la justicia de su país por estafa y que había sido asilado en Costa Rica por una cúpula de políticos poderosos) y, envuelto en la bandera de Costa Rica como si fuese capa de super héroe, exigirle a Vesco que se fuera. Terminó  disparando contra los muros de la residencia sin herir a nadie. 

Su recelo hacia la clase política tradicional era más que evidente. En un discurso en medio de su campaña manifestó: “ando solo porque los águilas andamos solos, los chanchos andan en manada”, en clara alusión a los otros partidos políticos.

El final de la aventura

G.W. Villalobos logró el 2% de la votación (cerca de 20 mil votos) en las elecciones presidenciales de 1974, una cifra que sin dudas no le hace justicia al revuelo que causó su campaña electoral. Lo intentó nuevamente como candidato presidencial del Partido Independiente en 1978 y buscó la diputación por el Partido Unión Generaleña en 1994, ambas sin éxito pero donde G.W. no se guardó nada, principalmente cuando de denunciar la corrupción se trataba.

Gerardo Wenceslao Villalobos Garita murió el 3 de julio de 1994 a los 51 años de edad en circunstancias que desconocemos, dejando tras de sí un sinfín de anécdotas.

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GW en los lomos de La Gitana

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Papeleta presidencial del 74. GW es el primero de izquierda a derecha

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Recibe aplausos durante su funeral de 1994

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GW dando un discurso desde el techo de un camión

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Una aula del Politécnico GW

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Anuncio del Instituto Politécnico de GW

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GW en Telenoticias durante las campaña de 1994, cuando se postuló para diputado

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GW disparando frente a la casa de Robert Vesco