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El auto que demostró que el tamaño no importa para destacar

En los planes de Smart figuraba una producción de 2.000 coches, cifra que no alcanzó por muy poco: en cuatro años salieron 1.983 Crossblade de sus líneas de producción. No era fácil vender un modelo con aquel particular diseño y su precio tampoco acompañaba: en su momento costaba 25.000 euros. Demasiado para un vehículo que apostaba por lo sensacional de conducir al aire libre, pero que, al mismo tiempo, te dejaba completamente expuesto a los elementos.