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Esto es lo que le sucede a tu cuerpo cuando no duermes lo suficiente

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No siempre somos conscientes del riesgo para nuestra salud de dormir mal. Pensamos que la única consecuencia es el cansancio, no obstante todo nuestro cuerpo se resiente y al cabo del tiempo podemos acabar sufriendo problemas de salud.  

Tener una mala calidad del sueño, por ejemplo, es uno de los desencadenantes de las alteraciones del ánimo, además de otros problemas más graves. 

Y es que el sueño cumple un papel muy importante en nuestro metabolismo, en nuestro sistema inmunológico, en el estado de ánimo, en la memoria, en el aprendizaje. Por lo que no dormir adecuadamente hace que surjan complicaciones endocrinas, metabólicas, psicológicas, inmunológicas, psicomotoras, además que cada vez más se considera el mal sueño como un desencadenante o riesgo para determinados trastornos neurológicos, como  ictus, Parkinson, alzhéimer o diversas enfermedades neuromusculares.

En definitiva, "no dormir adecuadamente es un problema de salud”, alerta el doctor Carles Gaig Ventura, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Pero, sin embargo, se tiende a banalizar muchas de las alteraciones o cambios que se pueden producir a lo largo de nuestra vida en los patrones de sueño, catalogándolos como normales o propios de la edad en la que se padecen, cuando la experiencia nos muestra que la gran mayoría de ellos responden a una causa concreta que puede ser tratada con un diagnóstico correcto”, sostiene carles Gaig, miembro de la SEN.

Consecuencias del insomnio 

La mayoría de las personas que duermen mal, se identificarán estos síntomas. Señales que pueden servir para sospechar que nuestro sueño no es lo suficientemente reparador y que sería conveniente consultar con el médico para que lo confirme:

1. Cansancio. Uno de los efectos más evidentes de la falta de sueño es la fatiga y los síntomas de agotamiento durante la jornada, incidiendo en una mayor dificultad para desempeñar las labores diarias.

2. Falta de concentración. Al hilo del punto anterior, un problema para conciliar y mantener un sueño de calidad redunda en dificultades para atender y concentrarse en lo necesario para el día a día.

3. Dificultades para pensar con claridad y tomar decisiones. Cuando no se descansa lo suficiente, la concentración, la agilidad mental, la capacidad de procesar la información y la toma de decisiones se ven afectadas.

4. Problemas de memoria. La falta de sueño también repercute directamente en la memoria, ya que durante la fase REM el cerebro procesa la información captada durante el día y ayuda a consolidarla y almacenarla debidamente. Si no se tiene un sueño reparador, estos datos no se reorganizan como deberían y algunos se olvidan. 

5. Imposibilidad de manejar el estrés. El estrés y la ansiedad se convierten en desencadenante del insomnio y a su vez en una consecuencia del mismo. Una vez instaurados los problemas de insomnio, la falta de sueño produce en el organismo una reacción fisiológica que contribuye a aumentar los niveles de ansiedad y estrés, generando mayor alerta y activación y mayores dificultades para poder relajarse, y por tanto, dormirse.

6. Cambios en la percepción sensorial. No descansar adecuadamente puede causar cambios en la percepción sensorial de las personas, como la reducción del campo visual o la pérdida de sensibilidad ante señales emocionales, como pueden ser las expresiones faciales de alegría o tristeza.

7. Irritabilidad. Los cambios de personalidad también están ligados a los trastornos del sueño, por lo que puede complicar la esfera social del paciente.

8. Obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares. Son algunas de las complicaciones más severas a las que se pueden enfrentar quienes padecen estas patologías. Por ejemplo, un problema que muchas personas desconocen es el riesgo al aumento de peso si se padecen trastornos del sueño. La obesidad es un factor de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Y esta, a su vez, de tener problemas de corazón. 

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